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Yo no quería, pero sospechaba que al ver el final de temporada de Ms. Marvel me tendría que plantear otra clasificación del MCU, esta vez sobre series.
Porque si hay una primera división, en la que seguramente hasta ahora sólo estaban JJ y The Gruñisher, Ms. Marvel entra ahí (y no me hagáis escoger favoritos) automáticamente.
Sí, es una serie un pelín irregular. Los otros dos del pedestal al tener dos o tres temporadas de trece episodios acababan teniendo algún episodio de relleno, o alguno más flojillo. Ms. Marvel con sólo una temporada de seis episodios creo que sufre como otras series MCU recientes de seis episodios en las que, por algún motivo, no consiguen estructurar idóneamente la temporada. En el caso de Ms. Marvel, la parte central flojea un poco, pero se lo podemos perdonar todo.
Principalmente, por dos motivos.
Sarah Finn, la directora de casting a la que se le ocurrió la genial idea de poner a Robert Downey Jr. a hacer de Tony Stark (sí, estoy pesadito con esto. Pero es que hasta que lo pusieron a hacer de playboy narcisista, yo sólo pensaba que era un playboy narcisista más), ahora consigue localizar a la persona en este mundo en el que si existieran los superhéroes, le hubiese tocado ser Ms. Marvel. Debo admitir que no estoy puesto en estos tebeos, así que no puedo juzgar si Iman Vellani clava el material original, pero desde luego que borda su Kamala Khan. Si esta chica salida de la nada es una fantástica actriz, o si es cierto eso que dice que siempre ha sido fan (y siempre había querido jugar por el equipo que la ficha), pues igual nunca lo sabremos, pero quizá sean las dos. El entusiasmo y energía que desprende en todos y cada uno de los planos de los seis episodios sería más que suficiente como para sostener la serie.
Pero es que además, el resto de la serie también es excepcional. Aunque es una lástima que el delirio comiquero tiktokero con el que arranca la serie no sea crónico, quizá hubiese sido excesivo y qué narices, trozos como la primera parte del quinto episodio le añaden variedad y demuestran versatilidad. El argumento, salvo la mencionada debilidad estructural, está muy bien encontrado- si bien requiere una pizca más de suspensión de la incredulidad de lo que debería, la historia hila hábilmente una cantidad significativa de ideas con gracia y bastante originalidad. Y más allá del thriller oscuro de Jessica Jones y The Punisher que nos agarraba a la silla entre 2015 y 2019, pues quizá en 2022 queremos un poco más de gloriosa exaltación superheroica de Nueva Jersey.
Reiréis, sonreiréis, disfrutaréis y os emocionaréis. ¿Qué más queréis?
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