Más allá de los dos minutos infinitos
Los que tengáis Movistar podéis ver esta curiosa historia de 67 minutos sobre viajes en el tiempo japonesa cuyo mayor inverosimilitud es lo largos que son los cables de alimentación. Es difícil explicar nada de la película- ya no sólo por evitar los spoilers, sino por el lío de bucles temporales que se monta en la pequeña cafetería donde transcurre prácticamente toda la acción.
Una muestra de imaginación, ritmo y planificación, con una peli que se siente plano secuencia- pero quizá no euclidiano- pero que acaba transmitiendo buen rollo y unas cuantas risas. Para los que estén cansados de sesudas pelis de bucles temporales- esta es sesuda, pero no se toma demasiado en serio y aspira, sobre todo a divertir (y quizá confundir). Cosa que consigue.