Wild Palms es una curiosa miniserie del 93, producida por Oliver Stone (muy sutil insertándose dando explicaciones por JFK), basada en una novela gráfica de un señor cuyo mayor hito parece ser el guion de Maps to the Stars de Cronenberg. Tras haberla visto nombrada por algunos mentideros (especialmente por el cameo del sr. Neuromante quejándose de su fama por acuñar el término cyberpunk), decidí lanzarme a hacer espeología del retrocyberpunk (también me estoy viendo Gargoyles y Aeon Flux, por algún extraño motivo).
Pues Wild Palms parece ser un discurso sobre la realidad virtual, el transhumanismo y otros asuntos de los que ya hablábamos hace treinta años, pero que antes eran quizá aún más confusos. James Belushi hace de un ser, también confuso, que se ve envuelta en una extraña trama de sueños con rinocerontes y realidades virtuales. El "Mimecom" es una especie de decodificador de Canal Plus a lo bestia que hacen que los protagonistas de Church Windows (una sitcom creo que involuntariamente surrealista) aparezcan como Pedro por su casa en tu comedor. De alguna manera, lo de que las estrellas de los culebrones aparezcan en tu casa es una pieza clave en la guerra entre dos facciones, The Fathers and The Friends, que acaba tan inexplicable como empieza, con elementos de bebés robados (que crecen para convertirse en mocosos extrañamente precoces- yo creo que por carencias del guion que por nada relevante), referencias niponofílicas y, bueno, la música de Ryuichi Sakamoto.
Tengo ganas de echarle un vistazo al tebeo (si le puedo echar las manos encima), por ver si la confusión se debe a adaptar un material muy extenso a cinco episodios de casi una hora cada uno. Es posible que la miniserie sea un grandes éxitos del cómic quitándole la mayoría de material que le daba cohesión a la obra original, o algo. La serie a veces tiene atisbos de un universo intrigante y desarrollado, pero que yo nunca he acabado de entender. Dice la Wikipedia que la ABC publicó una especie de libro que aportaba más material, por miedo a que el espectador no siguiese la trama. No andaban muy desencaminados, la verdad.
¿Vale la pena verla? Más allá de la curiosidad del cameo de William Gibson, ver a James Belushi totalmente fuera de sus registros habituales (que no lo hace del todo mal) o por el interés histórico, yo creo que no. Quizá no ha envejecido bien, o quizá simplemente Wild Palms es un anacronismo adelantado a su época, pero desconectado del futuro que es ahora.