La versión corta: la segunda entrega de Guardianes de la Galaxia es *lo que tiene que ser*. Si os gustó la primera, vedla. Si no os gustó, no la veáis. Si no la visteis, os gustan los 80 y no le hacéis ascos a la idea de un mapache parlante manejando armamento de alto calibre y soltando gracietas, os veis la primera y volvéis aquí.
La larga:
Las secuelas son siempre complicadas- especialmente si la primera parte tuvo un éxito inesperado y uno no está seguro de repetir suerte. James Gunn (guionista de Tromeo y Julieta, con eso está dicho casi todo) lo afronta con una estrategia clara: disparar contra todo lo que se mueva. Durante las dos horas y cuarto que dura, se practica una acumulación de gags, referencias, acción a raudales, momentos sentimentales y excentricidades que si bien acaban agotando un poco (me costó aguantar hasta la quinta- sí, quinta- escena post-créditos), se aseguran que todo el mundo encuentre algo de su gusto para salir satisfecho.
Muchos gags no acaban de cuajar, se abusan de algunos recursos, los momentos "sentimentales" a mi no me acabaron de funcionar y hay bastantes oportunidades desaprovechadas; Kurt Russell especialmente, que padece como nadie algunas flojeras del guión (y curiosamente, prácticamente no tiene oportunidad de soltar chascarrillos)... parece como si se asumiese que su presencia basta por sí sola y que no era necesario que hiciese nada más que estar ahí.
Sin embargo, me parece difícil que nadie (a excepción de esos que nunca disfrutan de películas de este tipo) salga del cine sin ganas de hablar de *ese* momento en el que casi se le saltan las lágrimas de la risa, que no quiera un pequeño Groot como amigo arbóreo o que no haya disfrutado una referencia ochentera.
Así pues, id con las pilas puestas, que puede hacerse un poco larga, pero id.