Con ganas de emular a Kubrick, el batmanesco Nolan se empolla todo lo que puede de la relatividad esa y pone al trudetectivesco McConaughey como ingeniero espacial.
Probablemente sea de las primeras películas en montar medio argumento en torno a la dilatación del tiempo; un experimento interesante pues si ya es costumbre habitual jugar con la cuarta dimensión en el cine (cinco minutos nunca son cinco minutos), con esto se puede buscar nuevos dramas a explorar.
La peli gira entorno de la búsqueda por parte de una NASA en la sombra de un planeta al que la humanidad pueda escapar de una Tierra moribunda. McConaughey encarna al héroe perfecto pero imperfecto que deja mucho atrás para lanzarse en una aventura suicida. La Hathaway y Michael Caine encarnan a hija y padre que le apoyarán- y por supuesto ese reparto sorpresa que a mi me dejó bastante frío.
Empezaré por lo bueno. Visualmente Interstellar es una auténtica maravilla. Desde los fantásticos fenómenos cósmicos, pasando por las trepidantes descargas de acción y acabando con en fascinante diseño de los robots, es una gozada verla. Estos últimos son dignos herederos de HAL (el guiño de la escotilla, lo mejor de la película) y también del kevinespeisiesco ordenador de Moon- no tremendamente originales (en cuanto a personaje- su formato es un hallazgo), pero protagonizan algunos de los mejores momentos de la película.
Pero. Pero la peli no sobrevive a su complejidad. Tanta relatividad y tanta leche redundan en eternos diálogos de exposición. Será manía mía pero no puedo evitar pensar en ellos como un fracaso cinematográfico: si no lo puedes explicar en imágenes es que no sabes. En los silencios del 2001 que tanto se quiere emular, yo veo maestría; en los inacabables parloteos interestelares, yo veo torpeza. La verdad es que yo no sabría narrar esto sin tanta palabra... pero eso quizá quiera decir que Interstellar deba ser un libro (que podría haber firmado Clarke perfectamente) que nunca pueda ser adaptado al cine. Lo otro, y seguramente relacionado con lo anterior, es el abuso de deus ex machinas, de cosas cogidas por los pelos, de apariciones súbitas y inexplicables y, sobre todo, de intentos lamentables de tapar todo esto (me viene a la cabeza un monólogo de la Hathaway que a ratos me pareció que estaba avergonzada de pronunciar). Por cada momento bueno hay otro que te lo puede estropear.
Pero. Pero a pesar de ello vale la pena ver Interstellar. Merece ser recompensada por arriesgar e intentar explorar galaxias desconocidas. Igual los que caminen este camino cuando otros muchos lo hayan caminado serán infinitamente mejores- pero le deberán mucho a este pionero, que nos habrá familiarizado con nuevos recursos argumentales para que la próxima vez no nos los tengan que deletrear. Y a pesar de todo, la peli sigue siendo espectacular, cuenta con buenas escenas y transmite emoción (esto último con éxito desigual).