Hace relativamente poco me pegué una sesión semidoble de El Origen del Planeta de los Simios (2011) y El Amanecer del Planeta de los Simios (2014) que, como mínimo, deberían servirnos para quitarnos el mal sabor de boca de la infumable entrega de 2001 de Tim Burton.
Se trata, como no, de un nuevo reboot que ignora todo lo que vino antes y que ofrece una reimaginación de la idea de los simios alzándose sobre los monos sin pelo- que hay que admitir que es una premisa ultraatractiva que a todos nos apetecería desarrollar. Hemos visto las dos primeras entregas de esta supuesta trilogía, que reseñaremos juntas por economizar.
En El Origen, se nos da el origen la historia, la investigación de un científico (acertado James Franco) para curar el Alzheimer que ataca a su padre (el prolífico John Lithgow) que desencadena los acontecimientos- el salto de inteligencia para los simios y una plaga que 10 años más tarde ha diezmado la población humana en el arranque de El Amanecer. En esta, un reducto de supervivientes humanos liderado por Gary Oldman lanza una expedición para intentar recuperar una central hidroeléctrica en territorio simio.
Como es de esperar, la serie hace una transición de thriller científico con toque simiesco a peli de acción/aventuras centrada en los primates, con bastante gracia. La primera entrega se sostiene inicialmente en el trabajo de Franco y Lithgow y la posterior introducción del simio interpretado por Andy Serkis, todo un experto en dar vida a personajes 3D. Los tres forman una dinámica perfectamente equilibrada con grandes dosis de emotividad. El conflicto que dirige el argumento es por otra parte algo forzado y a menudo inverosímil- los humanos malos son caricaturescamente malos y estúpidos, resultando unos villanos un tanto flojos, quedando relegados por el debate interno de César, el mono inteligente protagonista y en menor medida por el atormentado Koba, que pese a no contar con mucho metraje, se apodera de gran parte de la película.
La primera parte acaba con el inquietante avance exponencial de la plaga, lo que nos lleva a la segunda película. La parte primate de la primera entrega se conserva y amplia; César y los suyos han establecido una población que lleva un par de años al inicio de la peli sin ver un humano y que comienzan a pensar que se han extinguido. El reparto humano es completamente nuevo, centrado en los supervivientes de un San Francisco apocalíptico que intentan poner en marcha una central hidroeléctrica, obviamente llevando a otro conflicto. Aquí la parte simia ya es clara protagonista central y la parte humana queda relegada- no sé si deliberadamente o accidentalmente, ya que el reparto humano es bastante flojo. Mientras que los simios gozan de un amplio abanico de registros, los humanos o son buenos muy buenos, o malos muy malos, o irrelevantes. El protagonista es un buenazo blandengue, acompañado de una mujer e hijo no menos pánfilos que tienen que comportarse como tontainas para que el argumento siga su curso- que los humanos muy malos se piquen con los simios y se líe parda.
César es, a la espera de la tercera parte, el protagonista principal, y Andy Serkis nos ofrece un personaje matizado y con unos conflictos irresolubles y muy verosímiles. Koba y el científico de James Franco le dan muy buena réplica, así como el variado reparto de primates. El argumento aprovecha bastante bien la jugosa premisa, aunque los conflictos y sus desarrollos se ven bastante forzados en ocasiones, y nos encontraremos en innumerables ocasiones preguntándonos ysíes y yporqués... que se juntan con el lastre de ser un reboot que resulta bastante pesado a veces.
A pesar de todo ello, y de las ganas que tengo de condenar a este Hollywood que abusa del reciclaje, debo decir que me tragaré la tercera cuando salga y que vale la pena verse las dos primeras.