Del teorema del exceso del tiempo libre (la suma del tiempo libre de todos los seres humanos a lo largo de la historia tiende a un valor preocupante) y de la hipótesis de Sapir-Whorf [1] se deduce que existe una palabra para nombrar cualquier cosa que se le ocurre a uno cuando está aburrido. Por tanto, a alguien ya se le había ocurrido definir la paradoja de Abilene [2].