Tropezamos en uno de nuestros últimos periplos con una nueva sucursal de Norma Comics [1] especializada en videojuegos, un hecho aparentemente fortuito que acabo con un servidor poseyendo una copia de uno de los juegos de Katamari [2].
Si bien uno está familiarizado con algunos juegos bastante surrealistas (soy un gran fan de Jeff Minter/Llamasoft [3] [que al parecer sigue en activo- para cuando otro Revenge of the Mutant Camels [4] con els alpinistes catalans]), na más ver la secuencia de presentación de este We Love Katamari [5] uno se plantea de nuevo toda la legislación sobre sustancias psicotrópicas.
Desde el planteamiento del juego (hacer rodar una bola llamada Katamari para irle pegando objetos de mayor tamaño), hasta el universo (dominado por un rey que dice ser experto en todas las artes marciales, incluyendo el ballet clásico), hasta la histérica música (a veces bossanova)... este juego es una auténtica pérdida en potencia de puntos de cordura.
[4] Revenge of the Mutant Camels
Vaya, que me lo estoy pasando teta.